César Charlone: "Si no me interesa el tema no agarro"
El director de fotografía uruguayo está en la nueva de Tom Cruise que se estrena este jueves.
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FERNÁN CISNERO
Domingo, 24 Septiembre 2017
César Charlone no sólo es el único fotógrafo uruguayo en haber sido nominado a un Oscar, sino que por ahora es el único fotógrafo uruguayo que trabajó en una película de Tom Cruise.
Fue en Barry Seal, la película dirigida por Doug Liman en la que Cruise interpreta a un piloto que, en la década de 1980, trabajó simultáneamente para la CIA y el cartel de Medellín. Se estrena este jueves en Uruguay.
Surgido del Foto Club Uruguayo, Charlone se instaló en Brasil a estudiar cine. Allí fue el fotógrafo nominado por Ciudad de Dios de Fernando Meirelles, el director con el que trabajó en sus dos películas de Hollywood, El jardinero fiel y Ensayo sobre la ceguera, que consiguió que se filmara en Uruguay.
En todo ese tiempo, fue muy selectivo con los proyectos a los que lo invitaban desde Hollywood prefiriendo asuntos más personales. Uno de ellos, y del que está muy orgulloso, fue El baño del Papa, película que codirigió con Enrique Fernández.
Ahora está trabajando de nuevo con Meirelles en una película sobre el Papa Francisco, en la que Jonathan Pryce hace del argentino y Anthony Hopkins del cardenal Ratzinger.
Fue en Barry Seal, la película dirigida por Doug Liman en la que Cruise interpreta a un piloto que, en la década de 1980, trabajó simultáneamente para la CIA y el cartel de Medellín. Se estrena este jueves en Uruguay.
Surgido del Foto Club Uruguayo, Charlone se instaló en Brasil a estudiar cine. Allí fue el fotógrafo nominado por Ciudad de Dios de Fernando Meirelles, el director con el que trabajó en sus dos películas de Hollywood, El jardinero fiel y Ensayo sobre la ceguera, que consiguió que se filmara en Uruguay.
En todo ese tiempo, fue muy selectivo con los proyectos a los que lo invitaban desde Hollywood prefiriendo asuntos más personales. Uno de ellos, y del que está muy orgulloso, fue El baño del Papa, película que codirigió con Enrique Fernández.
Ahora está trabajando de nuevo con Meirelles en una película sobre el Papa Francisco, en la que Jonathan Pryce hace del argentino y Anthony Hopkins del cardenal Ratzinger.
Sobre por qué eligió trabajar en Barry Seal y de cómo es Tom Cruise, entre otras cosas, Charlone charló con El País.
—Hacía tiempo que no estaba en una producción de Hollywood...
—Mucho. Me han llamado para un montón de películas pero si no me interesa el tema no agarro. Barry Seal tenía una cosa latinoamericana, así que agarré volando.
—¿Lo llamaron por eso mismo, por su mirada latinoamericana?
—Seguro que sí. Por ejemplo, me llamó Sean Penn para Hacia rutas salvajes y aunque era un lindo guión era una temática que no sentí cercana. Siempre busco cosas con las que me sienta identificado.
—¿Y con qué se siente identificado?
—Todo lo que tenga algún contenido social me interesa. El cine es muy desgastante físicamente así que hay que estar muy motivado. Porque si es por guita, hacer publicidad te paga más. Mi motivación es que sirva para algo. Uno de los mejores regalos que recibí fue de un amigo mío que estaba viendo una función para formadores de opinión de El jardinero fiel en la que estaba Hillary Clinton. Y cuando salió mi amigo escuchó que le decía a un asistente: “Tenemos que hacer algo con esto de los laboratorios y África”. Y ahí, tá, sirvió de algo y valió la pena haberla hecho.
—Hacía tiempo que no estaba en una producción de Hollywood...
—Mucho. Me han llamado para un montón de películas pero si no me interesa el tema no agarro. Barry Seal tenía una cosa latinoamericana, así que agarré volando.
—¿Lo llamaron por eso mismo, por su mirada latinoamericana?
—Seguro que sí. Por ejemplo, me llamó Sean Penn para Hacia rutas salvajes y aunque era un lindo guión era una temática que no sentí cercana. Siempre busco cosas con las que me sienta identificado.
—¿Y con qué se siente identificado?
—Todo lo que tenga algún contenido social me interesa. El cine es muy desgastante físicamente así que hay que estar muy motivado. Porque si es por guita, hacer publicidad te paga más. Mi motivación es que sirva para algo. Uno de los mejores regalos que recibí fue de un amigo mío que estaba viendo una función para formadores de opinión de El jardinero fiel en la que estaba Hillary Clinton. Y cuando salió mi amigo escuchó que le decía a un asistente: “Tenemos que hacer algo con esto de los laboratorios y África”. Y ahí, tá, sirvió de algo y valió la pena haberla hecho.
"Si es por guita, hacer publicidad te paga más. Mi motivación es que sirva para algo".
César CharloneFotógrafo
—Y en ese sentido, ¿qué le interesó de Barry Seal?
—La denuncia de todo el esquema de la CIA. De cómo lo manipulaban y cómo lo usaban. Y todo eso del escándalo Irán-Contras.
—¿Cómo es exactamente el proceso de su trabajo con un director?
—Yo soy el que va hacer el planteo visual de la película. Existe un director de arte, un escenógrafo, pero yo voy a plantear cómo se filma, con qué cámara, con qué lente, el tipo de encuadre y de movimiento de cámara. Hay directores que eso lo tienen claro y uno es apenas un ejecutor, pero hay otros que te dejan a tu gusto y uno hace lo que quiere.
—¿En qué categoría cae Doug Liman, el director de Barry Seal?
—Me dejaba muy libre, él estaba con los actores y la puesta en escena y yo en cómo filmarlo. Le mostraba desde dónde y cómo y le proponía cosas. Fue una relación muy linda.
—La película está filmada con cámara en mano...
—Queríamos que tuviera una cosa documental, que la gente creyera lo que estaba pasando. Como era algo de época, queríamos traerlo al presente y que la gente lo vivenciara. La cámara en mano te transmite esa urgencia.
—Liman es un director influyente en el cine de acción. ¿Eso fue un desafío para usted?
—Cuando él me llamo, yo estaba de vacaciones en La Paloma. Le dije: “Pará loco, que yo de acción nunca hice nada”, y me dice: “¿Cómo que no? Ciudad de Dios es una película de acción”. Ciudad de Dios te da la sensación de que es de acción, pero nosotros la escondimos y la sugerimos, no hay balazos, ni sangre. Y él me dice: “Bueno, eso me sirve, lo trabajamos juntos, venite”. Es un tipo muy generoso que me dio mucha libertad.
—La denuncia de todo el esquema de la CIA. De cómo lo manipulaban y cómo lo usaban. Y todo eso del escándalo Irán-Contras.
—¿Cómo es exactamente el proceso de su trabajo con un director?
—Yo soy el que va hacer el planteo visual de la película. Existe un director de arte, un escenógrafo, pero yo voy a plantear cómo se filma, con qué cámara, con qué lente, el tipo de encuadre y de movimiento de cámara. Hay directores que eso lo tienen claro y uno es apenas un ejecutor, pero hay otros que te dejan a tu gusto y uno hace lo que quiere.
—¿En qué categoría cae Doug Liman, el director de Barry Seal?
—Me dejaba muy libre, él estaba con los actores y la puesta en escena y yo en cómo filmarlo. Le mostraba desde dónde y cómo y le proponía cosas. Fue una relación muy linda.
—La película está filmada con cámara en mano...
—Queríamos que tuviera una cosa documental, que la gente creyera lo que estaba pasando. Como era algo de época, queríamos traerlo al presente y que la gente lo vivenciara. La cámara en mano te transmite esa urgencia.
—Liman es un director influyente en el cine de acción. ¿Eso fue un desafío para usted?
—Cuando él me llamo, yo estaba de vacaciones en La Paloma. Le dije: “Pará loco, que yo de acción nunca hice nada”, y me dice: “¿Cómo que no? Ciudad de Dios es una película de acción”. Ciudad de Dios te da la sensación de que es de acción, pero nosotros la escondimos y la sugerimos, no hay balazos, ni sangre. Y él me dice: “Bueno, eso me sirve, lo trabajamos juntos, venite”. Es un tipo muy generoso que me dio mucha libertad.
—La pregunta cholula es cómo es trabajar con Tom Cruise.
—No es nada cholula y ahí me gusta mucho hablar de eso porque fue un ejemplo. Fue maravilloso. Una lección desde el primer día. El loco es un profesional de la puta madre, dedicado, serio, compañero, un profesional como pocos, solidario. Era el primero en llegar al set, el primero en estar pronto. A los actores no les gusta repetir las tomas, pero él que tiene mucha experiencia, conoce la cara y sabe que en el cine hay una función que es el foquista, el que hace foco. A veces si el actor se mueve, el foquista se da cuenta. Y en una toma, Cruise lo mira al asistente, que no es habitual, y le dice: “Vos querés otra toma, ¿no?”. El loco no sabía qué decir porque era insólito y el propio Cruise le dice: “Yo sé que no estás conforme, así que vamos a hacer otra”. Como esas hay un montón.
—Nada estrella...
—Nada. Trabajando con actores brasileños aquí a veces se ponen en estrella y cuando tenés que hacer una retoma de un actor que está contraescenando, el que no aparece, dice: “Para qué voy a ir yo, que lo haga otro”. Eso me pasa montones de veces. Yo tenía que hacer una escena con Tom Cruise que era una llamada telefónica, que ya habíamos filmado su parte y estaba el que recibía la llamada, que hablaba poquito. Había un problemita con el escenario, así que le dije: “Mirá Tom, son las 11 de la noche, estás acá desde las siete de la mañana, andá a descansar que yo la hago con el monitor para que él actúe con eso”. Y Tom me contesta: “No voy a dejar a mi compañero solo”. Y se quedó hasta las dos de la mañana, para hacer tres tomitas de una llamada telefónica boba. Es un placer trabajar con él. Es muy exigente.
—No es nada cholula y ahí me gusta mucho hablar de eso porque fue un ejemplo. Fue maravilloso. Una lección desde el primer día. El loco es un profesional de la puta madre, dedicado, serio, compañero, un profesional como pocos, solidario. Era el primero en llegar al set, el primero en estar pronto. A los actores no les gusta repetir las tomas, pero él que tiene mucha experiencia, conoce la cara y sabe que en el cine hay una función que es el foquista, el que hace foco. A veces si el actor se mueve, el foquista se da cuenta. Y en una toma, Cruise lo mira al asistente, que no es habitual, y le dice: “Vos querés otra toma, ¿no?”. El loco no sabía qué decir porque era insólito y el propio Cruise le dice: “Yo sé que no estás conforme, así que vamos a hacer otra”. Como esas hay un montón.
—Nada estrella...
—Nada. Trabajando con actores brasileños aquí a veces se ponen en estrella y cuando tenés que hacer una retoma de un actor que está contraescenando, el que no aparece, dice: “Para qué voy a ir yo, que lo haga otro”. Eso me pasa montones de veces. Yo tenía que hacer una escena con Tom Cruise que era una llamada telefónica, que ya habíamos filmado su parte y estaba el que recibía la llamada, que hablaba poquito. Había un problemita con el escenario, así que le dije: “Mirá Tom, son las 11 de la noche, estás acá desde las siete de la mañana, andá a descansar que yo la hago con el monitor para que él actúe con eso”. Y Tom me contesta: “No voy a dejar a mi compañero solo”. Y se quedó hasta las dos de la mañana, para hacer tres tomitas de una llamada telefónica boba. Es un placer trabajar con él. Es muy exigente.
Tom Cruise "es un profesional de la puta madre, dedicado, serio, compañero, un profesional como pocos, solidario".
César CharloneFotógrafo
—¿Ha visto mucho cine?
—Muchísimo. Ve todo y analiza todo. Entiende mucho. Lo que tiene es que es un obsesivo y se mete mucho en la película, y más esta que sabía que le iba a rendir frutos a nivel de actuación. La filmamos en Atlanta y Cruise se alquiló una casa y ahí se hospedaron Doug y el guionista. Iban y venían del rodaje y decidían cambios.
—¿Hubo muchos cambios?
—Esta película tiene una particularidad que es que el guión se fue haciendo sobre la marcha. Estuvo año y medio en el montaje y cambió mucho la película en el guión. Hubo escenas que tuvimos que filmarlas cinco veces, porque las pensaban y no le gustaban. En la primera que tuvimos que volver a hacer, yo me puse nervioso porque como latinoamericano estaba inseguro. Pensé que era culpa mía. Doug me dice un día: “César ¿la escena de la cocina es difícil de hacer?”. Y pensé: “Uy, la cagué”. Y le dije: “Perdoná, ¿no te gustó la luz?”. Y no era eso, la luz le había parecido perfecta, todo el resto había estado mal.
—Pasó mucho tiempo desde El baño del Papa y sabe del cariño que generó acá en Uruguay. ¿Lo imaginaba?
—No, fue una gratísima sorpresa que la recibieran tan bien.
—¿Ve cine uruguayo?
—Sí, claro. Estamos muy bien. Para el tamaño que tenemos, la calidad y la cantidad que hacemos es fantástico. Siempre hablando de nosotros, temáticas interesantes. Me encanta el cine uruguayo.
—¿Va a volver a trabajar por acá?
—Sí, se da la oportunidad siempre. Ahora estoy trabajando en un proyecto sobre el Papa y se rueda mucho en Buenos Aires y eso ya me pone contento.
—¿Cuáles son las tres condiciones inevitables en un fotógrafo de cine?
—Un buen ojo, un buen oído para oír al director y la música que te toca la película, y muchas ganas de trabajar, porque es un trabajo físicamente duro.
—Muchísimo. Ve todo y analiza todo. Entiende mucho. Lo que tiene es que es un obsesivo y se mete mucho en la película, y más esta que sabía que le iba a rendir frutos a nivel de actuación. La filmamos en Atlanta y Cruise se alquiló una casa y ahí se hospedaron Doug y el guionista. Iban y venían del rodaje y decidían cambios.
—¿Hubo muchos cambios?
—Esta película tiene una particularidad que es que el guión se fue haciendo sobre la marcha. Estuvo año y medio en el montaje y cambió mucho la película en el guión. Hubo escenas que tuvimos que filmarlas cinco veces, porque las pensaban y no le gustaban. En la primera que tuvimos que volver a hacer, yo me puse nervioso porque como latinoamericano estaba inseguro. Pensé que era culpa mía. Doug me dice un día: “César ¿la escena de la cocina es difícil de hacer?”. Y pensé: “Uy, la cagué”. Y le dije: “Perdoná, ¿no te gustó la luz?”. Y no era eso, la luz le había parecido perfecta, todo el resto había estado mal.
—Pasó mucho tiempo desde El baño del Papa y sabe del cariño que generó acá en Uruguay. ¿Lo imaginaba?
—No, fue una gratísima sorpresa que la recibieran tan bien.
—¿Ve cine uruguayo?
—Sí, claro. Estamos muy bien. Para el tamaño que tenemos, la calidad y la cantidad que hacemos es fantástico. Siempre hablando de nosotros, temáticas interesantes. Me encanta el cine uruguayo.
—¿Va a volver a trabajar por acá?
—Sí, se da la oportunidad siempre. Ahora estoy trabajando en un proyecto sobre el Papa y se rueda mucho en Buenos Aires y eso ya me pone contento.
—¿Cuáles son las tres condiciones inevitables en un fotógrafo de cine?
—Un buen ojo, un buen oído para oír al director y la música que te toca la película, y muchas ganas de trabajar, porque es un trabajo físicamente duro.
"BARRY SEAL"
Comedia con estrella y director clase A
Barry Seal es la segunda película en la que el director Doug Liman trabaja con Tom Cruise después de la interesante Al filo del mañana. Liman revolucionó el cine de acción con Identidad desconocida, la primera de la saga Bourne. También dirigió Sr. y Sra. Smith, la película en que se conocieron Brad Pitt y Angelina Jolie, y Poder que mata con Sean Penn y Naomi Watts. Liman es uno de los directores clase A de Hollywood. Barry Seal es la historia real de un piloto que trabajó para Pablo Escobar y para la CIA en la década de 1980. Cruise está en el papel principal en una película que es una comedia más que una película de acción. Se estrena el jueves.