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miércoles, 12 de julio de 2017

A 30 años de la Copa ganada en la casa del campeón del mundo

Por: Gerardo Bassorelli
Se cumplen este 12 de julio 30 años de la conquista de la Copa América de 1987 en Buenos Aires, la primera que ganara Uruguay en el exterior luego de la edición de 1959 en Guayaquil.
Después de veinte años la Copa América volvía a desarrollarse en una sede fija. Los escenarios fueron Buenos Aires, Mendoza y Córdoba, sedes también del Mundial´78. El torneo contó con la presencia de periodistas de varios continentes y hubo televisación directa a Europa y otros puntos. Argentina-Uruguay, por ejemplo, llegó a 31 países.
El éxito celeste de 1987 llegó un año después de la frustración que significó el Mundial de México. Roberto Fleitas supo armar una base de prometedores jugadores del medio local, agregándole el toque de distinción de cuatro figuras del exterior, una para solidificar una fuerte defensa y las tres restantes para desnivelar en ofensiva.
El “Tano” Gutiérrez, consagrado en Libertadores e Intercontinental el año anterior defendiendo a River argentino (ya lo había hecho con Peñarol en 1982), completó con Eduardo Pereira y Obdulio Trasante un triángulo final bien clásico para el fútbol uruguayo, con dos laterales como el “Chango” Pintos Saldaña y Alfonso Domínguez que también respetaban el estilo histórico, y dos volantes de marca (Gustavo Matosas y José Batlle Perdomo) de similares características.
En total, siete hombres con cara de pocos amigos, dispuestos a arrancarle al rival la pelota o la pierna. Claro que también había espacio para la magia. Pablo Bengoechea en función de clásico número 10, Enzo Francescoli armando y definiendo, y dos punteros a la antigua como Antonio Alzamendi y Ruben Sosa. Enzo venía de Paris, Sosita de Zaragoza y el “Hormiga” de River.
El proceso y sus vaivenes
¿Cómo se inició el proceso que derivó en la vuelta olímpica del 12 de julio?
Luego de las negativas de Hugo Bagnulo, Oscar Tabárez, y la dupla Mujica-Gesto, el 24 de febrero de 1987 Roberto Fleitas acepta el ofrecimiento para dirigir a la selección, completándose el cuerpo técnico con Jorge Díaz como ayudante y el profesor Cono Caminatti. El 4 de marzo Fleitas da la lista para el Preolímpico de Bolivia, y el mismo día Peñarol anuncia que no cederá a sus jugadores pues simultáneamente afronta la Libertadores. Progreso, también en la copa, se suma a la postura de los aurinegros.
Eran los mismos problemas de siempre. Era una época de desorganización al máximo que nacía desde la cúpula dirigencial.
El 12 de marzo asumían hasta 1990 los integrantes del nuevo Ejecutivo: Dr. Donato Griecco (Danubio), Cr. Carlos Leccueder (Peñarol), Homero Bagnulo (Nacional), Joaquín Arsuaga (Bella Vista) y Ricardo Lombardo (Central Español). Luego del Preolímpico en el que con un equipo de jugadores locales no se pasó de la 1ª fase, el 5 de junio, Fleitas dio a conocer la preselección para la Copa América, figurando por primera vez jugadores del exterior (Gutiérrez, Alzamendi, Francescoli y Sosa), los cuatro que finalmente disputarían el torneo.
Precisamente el 17 de junio se produce la primera práctica de fútbol con los “repatriados” y son ellos los principales protagonistas del 6-0 a Miramar en el Centenario, anotando dos Sosa, Alzamendi y Francescoli en el primer tiempo, y dos Bengoechea en el segundo, cuando alistaron los suplentes. Dos días después, ante Ecuador, el DT integra el equipo con ocho de los once que serían titulares en la copa.
Seré y Gonzalo Díaz perderían sus lugares ante Pereira y Pintos Saldanha ya en el amistoso ante Bolivia jugado cuatro días más tarde, en tanto Enrique Peña juega ante los bolivianos pero cede su puesto a Bengoechea para el torneo en la vecina orilla.
Se fueron silbados
Victorias apretadas ante ecuatorianos y bolivianos despertaron el descrédito del público, y no extrañó que en el juego despedida de la selección, en un frío y gris sábado 4 de julio, las tribunas del Centenario, casi desiertas, despidieran con silbatina al equipo tras su victoria 2-0 (Sosa y Enzo) ante Argentinos Juniors. En esta que fue la última práctica de exigencia, Fleitas alineó a Díaz y lo sustituyó luego por Saldanha. El resto del equipo fue el mismo que enfrentaría a Argentina en el debut, salvo Perdomo (jugó Peña) que estaba lesionado.
Una vez en Buenos Aires, la selección se alojó en un inadecuado lugar de la localidad de Moreno. Como local de concentración dejaba mucho que desear, y surgieron entonces algunos roces entre jugadores y dirigentes. No había TV en las habitaciones, las camas eran chicas e incómodas, había que caminar alrededor de cien metros al aire libre, en pleno invierno, para llegar al lugar del almuerzo, e incluso la noche que llegaron no había cena prevista, por lo que el siempre servicial “Pistola” Marsicano salió de apuro a comprar pan y fiambre. ¡Cuatro días antes de ganarles a los campeones del mundo, los celestes cenaron refuerzos!
En la cancha
La del capitán Perdomo era la única duda en el equipo. El “Chueco” intentaba recuperarse de una lesión y asombraba a todos por su temple, trotando por las inmediaciones de la concentración a altas horas de la noche. Quería recuperarse y jugar de cualquier manera. Y lo logró.
La planificación de Fleitas para anular y golpear a Argentina fue exacta. Un trabajo digno de ser mostrado y analizado en los cursos de entrenadores. A grandes rasgos, lo del técnico fue claro y sencillo: marcación en zona, dientes apretados y salida rápida de contragolpe. Como en el ´28, cuando se inmortalizó la frase “ataca Argentina, gol de Uruguay”, en el ´87 fue igual. Una frase del “Loco” Trasante en pleno partido, dirigida a Maradona, resume el espíritu con el que aquellos orientales encararon el duelo: “yo me estoy jugando la comida de mis hijos, si te tengo que romper una pierna te la rompo” le dijo, palabras más, palabras menos.
Un contragolpe iniciado por Sosa terminó con Enzo recibiendo en la medialuna y cediendo el pase casi desde el piso para la entrada de Alzamendi por derecha, para que éste definiera contra el palo. Así fue el gol que luego defendieron con su vida.
La accidentada final con Chile
Cuatro días después, la accidentada final ante un Chile que se quiso poner el traje de guapo, golpeando como nunca ante la pasividad del árbitro brasileño Arppi Filho. Francescoli jugaba el partido de su vida hasta que marchó a las duchas por agredir a un rival que le había puesto una plancha en el pecho a Alzamendi. El gol fue a la salida de un corner, tras remate de Perdomo y rebote del “Condor” Rojas que le quedó servido a Bengoechea. Otra vez uno a cero, y campeones de América.
Uruguay 13, Argentina 12
En el historial las dos selecciones rioplatenses estaban 12-12 en cantidad de títulos, por lo que al ganar ese torneo Uruguay pasó 13-12. De las siete ediciones anteriores en Argentina, seis ganaron los anfitriones y una Uruguay, la primera, en 1916. Y también ganarían la siguiente, en 2011.
Al conquistar el título en 1991 y 1993 Argentina pasó 14-13, igualando Uruguay en 1995, paridad que se mantuvo hasta 2011 cuando pasó Uruguay 15 a 14.
LOS CAMPEONES
Jugador / Club
1) Jorge Seré / Danubio
2) Gonzalo Díaz / Wanderers
3) Nelson Gutiérrez / River Plate (ARG)
4) Obdulio Trasante / Peñarol
5) José Pintos Saldaña / Nacional
6) Enrique Peña / Wanderers
7) Antonio Alzamendi / River Plate (ARG)
8) Gustavo Matosas / Peñarol
10) Enzo Francescoli / Racing Paris (FRA)
11) Ruben Sosa / Zaragoza (ESP)
12) Eduardo Pereira / Peñarol
13) Oscar Aguirregaray / Defensor
14) Alfonso Domínguez / Peñarol
15) José Perdomo / Peñarol
16) Pablo Bengoechea / Wanderers
17) Erardo Cóccaro / Progreso
18) Mauricio Silvera / Nacional
21) Eduardo Da Silva / Peñarol
Además de los 18 que viajaron, otros cuatro integraron la lista pero quedaron en Montevideo, uno de ellos (Báez) por lesión:
19) Walter Pelletti / Wanderers
20) Gustavo Dalto / Danubio
22) Héctor Tuja / Defensor
9) Enrique Báez / Wanderers

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